Por. Danitza Rojas
“Otra más” se lee en los titulares y a seguidas el cuestionamiento social sobre el hecho, muchos aclaman a Dios, otros culpan al gobierno y unos pocos enfáticamente ponen la balanza sobre la mujer culpándola de ser víctima, una paradoja que resulta hasta jocosa y por demás incongruente, ¿que pasa por la mente de estos hombres? se dicen las personas, ocurre que necesitamos un nuevo hombre para acompañar a esta mujer que hemos construido con tanto esmero, una mujer que ha sabido labrar su camino en base a la capacitación y perseverancia ese nuevo Masculino debe estar en capacidad de mutar desde la educación que recibió en su primera infancia para convertirse en el hombre que su familia necesita, uno que cambia pañales, peina a las niñas y avanza la cena, de igual manera la sociedad aspira a un ciudadano que respeta a las mujeres no por el género, la respeta porque es su igual en esencia.
Una nueva masculinidad que implica tener como aliado a un varón capaz de caminar de la mano de su mujer con orgullo por la relación que ambos tienen, es un ser con la grandeza suficiente de esperar que su mujer baje del pódium para abrazarla y elogiar que bien lo hizo. Los 206 feminicidios del año pasado fueron evitables, si como sociedad estuviéramos trabajando en esculpir a este nuevo varón que tendrá herramientas eficaces para saber manejar la ira, cuando se siente molesto, no recurre a los golpes, se escuda en el silencio, en la reflexión y la espiritualidad.
Es urgente que esta mujer activa se haga acompañar de un compañero poblado de valores y amor propio, la nueva masculinidad nos brinda la esperanza de retomar el respeto por la vida, el resquicio de reiniciar esta contienda permanente de educar un mejor hombre.
La mujer de hoy está empujando las puertas que otras que le antecedieron se atrevieron a tocar, las empuja porque es un reto constante avanzar, y este avance se ve minimizado cuando como sociedad convivimos con el desasosiego de observar inerte como sus féminas son asesinadas.
Todos debemos velar y aportar para esculpir este nuevo masculino desde el estado, promoviendo un trato igualitario y equitativo en la familia enseñándolo a expresar sus sentimientos y a identificar sus emociones entre pares, a manejar su frustraciones y a ser paciente en cuanto a sus expectativas, es un reto de todos construir este nuevo hombre, pues todos como sociedad nos beneficiaremos.