Educar con sabiduría es reto de todas las madres, tomando en consideración lo que dice, J Petit-Sean que “Los hijos se convierten para los padres según la educación que reciban, en una recompensa o en un castigo”. La naturaleza misma se ha encargado de sensibilizar el rol de las madres, pese a esto en la sociedad actual, las madres tenemos el reto de educar con amor, promoviendo en nuestros hijos su autorrealización. La educación de los hijos de hoy es un desafío de todos que descansa substancialmente en las madres que son quienes de alguna forma equilibran la parte emocional y de comportamiento de los hijos.
Sin importar el estrato social o la educación que tengan las madres, todas guardan en su interior el deseo de ver a sus hijos realizados, felices e integrados a la sociedad, considerando que la educación que proporcionen las madres a los hijos puede ayudar a que la integración de estos se de de forma satisfactoria, las madres tenemos el compromiso de analizar que crianza queremos dar a nuestros hijos.
La que no permiten que sus hijos salgan al cine con sus amigos, la que los obliga a hacer cosas solo porque ella lo dijo, repitiéndoles a cada momento todo lo que hace para mantenerlos, es una representación de madre psicorrigida, que por lo regular ve en las cosas en sus hijos, una extensión de todo lo que ella no quiso alcanzar y no pudo, buscando esa perfección en los hijos se convierten en madres castrantes queriéndoles impedir avanzar en la búsqueda de sus sueños desean que sus hijos estén siempre cerca de ellas aun sean adultos, aniquilan sus ideales diciéndoles siempre no sin permitirle que estos expongan sus puntos de vista.
Al otro extremo de la recta están las madres permisivas, consideran que sus hijos son los que deben decidir qué hacer con su vida dicen sin ninguna pena: “si ella se embaraza es ella que va a cargar con su vergüenza” creen que los permisos, castigos y consejos, son cosa de gente antigua o “bruta” que no dejan que los hijos decidan. La personalidad de estas madres no está ajena a la de las que quieren ver realizados a sus hijos, solo que entienden que dándoles libertad y privilegios lograrán mejores resultados, si usted las quiere identificar, observe en cualquier lugar publico como se hacen indiferentes a los gritos, pataletas y a la indisciplina que muestran sus hijos los cuales acaban con todo lo que puedan a su paso, son las liberales dejan que sus hijas duerman en casa de cualquier amiga, permiten que sus hijos lleguen a casa a la hora que quieran, y que estos la irrespeten hasta diciéndoles groserías. Dicen y piensan que están es una época moderna en la que a los hijos no se les pueden coartar.
Nadie podría discutir la importancia y vitalidad de una madre en su vida, éstas tienen el poder de hacer ver pequeño y sencillo hasta lo mas complicado, las madres de hoy, ya sea por la presión social, la modernidad o porque ellas así lo entienden deben convertirse en madres eclécticas que toman de cada lado de la recta lo que más le convenga y tratan de colocarse en el centro estableciendo sus normas y crianza de acuerdo a su realidad: pues no es la misma la realidad de la madre que estudia y que hace quehaceres en el hogar, a la de la profesional que trabaja fuera de casa, pues las necesidades de los hijos son igualmente diferentes.
Una madre ecléctica sonríe, vive y llora la realidad de sus hijos, buscan la manera de acercarse a ellos y prioriza las cosas importantes, como reconocimientos, cuando participan en intercambios deportivos, siempre con la intención de compartir, asumen que su rol es acompañar a sus hijos en la modelación de su personalidad cuando se hace necesario negocian, castigan y restringen, todo con el ánimo de que sean mejores personas y logren triunfar en la difícil carrera de la vida.