Por. Joana Yris Gavilan
Es sorprendente y a la vez alarmante que aun en pleno
siglo XXI hablar de educación sexual en República Dominicana se parece mucho a
querer abrir una caja de pandora, los padres se sienten inseguros, nerviosos y
hasta temerosos de tocar el tema de sexualidad con sus hijos. Sin embargo, debemos
entender que es necesario, el reconocer que la familia como base de la sociedad
tiene el deber y el derecho de educar en materia de sexualidad a sus hijos e
hijas.
Educar en el tema de sexualidad implica entender que
la mayoría de ocasiones, en especial en una sociedad conservadora como la
nuestra, ha reinado el silencio y la omisión en la familia en cuestiones tan
vitales de la vida de los adolescentes como es su relación con su propio cuerpo
y con las demás personas. En especial
cuando este acto de silencio tiene efectos tan perceptibles para distintos jóvenes
de nuestro país que, dado el contexto de los diferentes sectores sociales,
muestran diversas consecuencias: tales como embarazos no deseados a edades cada
vez más tempranas entre adolescentes.
No es de sorprendernos que nuestro país esté dentro de
los cinco países de América Latina con mayor número de embarazos en
adolescentes, con tasa de natalidad en jóvenes de entre 15 y 19 años en el país,
90 por cada mil. Casi duplica la mundial que es de 51 (Fondo de Población de
las Naciones Unidas, UNFPA).
Existen otras formas en que la sexualidad mal manejada
se hace evidente en la familia, como el desconocimiento de su propio cuerpo, el
no reconocer los cambios que van atravesando durante la adolescencia, en
especial las jóvenes ante la llegada de su primer periodo, y casos aún más
graves como al contraer una enfermedad de transmisión sexual, entre otros.
Es aquí en donde la familia debe de propiciar una
forma saludable y respetuosa de vivir la sexualidad. Padres, madres, tutores,
cultivemos una sana comunicación con nuestros hijos, fomentemos una
comunicación abierta, respetuosa de ideas y opiniones, escuchemos a nuestros
hijos libres de prejuicios y tabúes, fomentemos valores, actitudes y
sentimientos y habilidades para el ejercicio de una sexualidad sana, segura y
responsable.