Por:
Luz Celeste López Marte
La
toma de decisiones es un acto procesual, ya que se utiliza o se espera que se
utilice para evaluar diferentes opciones o alternativas con la intención de
finalmente llegar a la conclusión que sea más correcta y se ajuste a nuestras
necesidades e intereses. Dicho esto, enseñarle al adolescente que puedan tener
el complejo de Peter Pan para adentrarse en la etapa de la juventud supone un
gran reto, por lo que, surge la
necesidad de establecer o diseñar un buen plan de transición para ellos, de
modo que al momento de tomar una decisión no suponga un obstáculo para él o
ella, pues tendrá las competencias adecuadas para elegir, tomando en cuenta
todos los aspectos relevantes para ejecutar la acción.
En
este mismo orden, según la Universidad de la Costa (2021) El desarrollo humano implica diversas
dimensiones, corporeidad, afectividad, cognición, sociabilidad, diversos
escenarios en los cuales se desarrolla el ser, el hacer y el tener: familia,
grupo social, lugar de trabajo y/o lugar de estudio, en los cuales se va
haciendo realidad un proyecto de vida, que implica una temporalidad y una
conciencia de sí mismo. Por lo tanto, la efectividad de un buen proceso
de transición educativa, como parte de la Orientación Vocacional dependerá de
las consideraciones en materia del desarrollo integral que se espera obtenga
una persona.
Por
lo que, ¿cómo debería estar estructurado este plan y quiénes deberían formar
parte de este? En este plan incluimos las diferentes temáticas: evaluación y
autoconocimiento, desarrollo de habilidades para la vida universitaria, apoyo
emocional y social, exploración de opciones, desarrollo de habilidades de
empleabilidad, dotación de información sobre becas y subsidios y conciencia
sobre los costos asociados con la educación universitaria, entre otros que
pueden variar tomando en cuenta cada enfoque significativo para el desarrollo
de un buen programa vocacional.
En
este sentido, entendiendo que quienes deberían formar parte de este plan,
aparte de la escuela, es la familia como eje central y corresponsables de
garantizar el desarrollo integral de los estudiantes. Al darles una función
activa dentro de este proceso, la transición y la vida universitaria del alumno
no significarían una carga pesada para ellos. Además, la sociedad en general,
por su naturaleza en la empleomanía y como referentes de experiencia para estos
futuros profesionales.
Atendiendo
a esta realidad, salir de la escuela no debería ser un tema que genere ansiedad
ni temor para los jóvenes. Si culminan sus estudios teniendo la idea clara de
cuál es su dirección o camino para seguir luego de este escalafón, no tendrían
que recurrir a oficios sin preparación, es decir, solo basándose en
conocimientos empíricos. Entendiendo que no necesariamente el único camino al
éxito sería ir a la universidad, pero es que el hecho de elegir un oficio en
vez de una profesión requiere de un buen proceso de toma de decisión estable y
eficaz para que el emprendimiento sea exitoso y no vaya en picada con el
tiempo. El poder anteponerse ante estas circunstancias de una manera eficiente te
lo brinda la preparación que ya sea en centro universitario o institución
externa son imperativos para el desarrollo económico y sustento humano. Robert
Frost escribió: "Dos caminos divergían en un bosque, y yo... yo tomé el
menos transitado, y eso marcó una gran diferencia". Tristemente, no es tan
sencillo como parece, ya que no podemos aventurar ni expresar, como
popularmente se dice, "que sea lo que Dios quiera", cuando estamos
destinando a la suerte nuestro futuro. En el mundo real, no es cuestión de
atinarle y ahí quedé, al contrario, es reunir la preparación con la oportunidad
y obtener como resultado la satisfacción del deber cumplido en cuanto a obtener
la ganancia por lo que tanto has luchado.
En
este sentido, tanto la toma de decisiones como un buen programa de transición
van a garantizar en nuestros estudiantes que tengan bien definido en el aspecto
de saber qué hacer al momento de concluir con su vida escolar. Pero para que
esto tenga validez y sea tan efectivo como se espera, debe primar un trabajo
mancomunado entre la familia, la escuela y la sociedad en general para tener
como resultado los jóvenes que en futuro no muy lejano serán los líderes de
nuestro país.
En
definitiva, si nos concentráramos en educar para la vida real y nos salimos
solo un poco de los libros de texto, no tendremos luego que hablar de
redireccionar a un joven que, al momento de tener que tomar el control de su
vida porque para la sociedad es un adulto, se da cuenta de que lo que le
enseñaron no encaja con su realidad social.
2 comentarios:
Muy emotivo e importante mensaje, pienso que si cuando eramos estudiantes nos hubiesen orientado debidamente sobre lo que es la vida, el dia a dia como adultos saliendo de la adolescencia, las responsabilidades que se aproximan, etc. Mentalmente ya tendriamos una idea de lo que se nos aproxima. Conozco muchos estudiantes que fueron buenos en la escuela, pero no supieron como salir adelante, como explotar en la vida social esa inteligencia y habilidad que tenian como estudiantes.
Pienso que si los orientadores y encargados de las pasantias le dieran al menos un dia de como seria cada proceso en una universidad, ya tendrian la idea de como a de ser. Al igual que los programas de pasantias, que le soliciten a pequenas y medianas empresa para que sus estudiantes, los que estan al finalizar esta etapa de su vida puedan ir una vez a la semana a trabajar y de esta manera vayan adquiriendo conocimiento de la vida laboral y las responsabilidades que esta conlleva.
Muy emotivo mensaje los jóvenes de esta generación necesitan aplicar estas ideas para motivarse al crecimiento y adquirir nuevas ideas para obtener mejor y mayor conocimiento de lo importante que es prepararse para un futuro mejor.
Publicar un comentario