Las que dejan algo en el corazón de los que la conocen, son las que crían con amor y respeto. Saben que aconsejando y acompañando a los que aman en vez de maltratarlos y discutiendo, por eso construyen a su paso, sin importar que tan tosco sea el terreno que se encuentran.
Valoradas y admiradas por la entrega en todo lo que hacen, las mujeres nunca decimos no puedo y cuando no logramos nuestro objetivo inmediato, sabemos que siempre al día siguiente tendremos la oportunidad de revisar nuestras estrategias y recomenzar de nuevo, pero estas vez con mas ánimo y mas conocimiento de causa, por eso todo lo que deseamos y trabajamos, terminamos lográndolo.
Muchas mujeres han dejado legado en nuestras vidas sin siquiera proponérselo, lo que hace que entendamos este legado de vida es el poder conocerlas, valorarlas y amarlas. Poder entender como éstas asumieron en un momento dado, las situaciones que la vida les puso en frente, talvez algunas con situaciones políticas decisivas como las Hermanas Mirabal, otras con situaciones de solidaridad humana como la Madre Teresa de Calcuta, sin embargo esas que tenemos a diario a nuestro lado también dejan legado, dejan legado en los estudiantes a los cuales educan a diario en una aula, en la cocina donde pasan horas preparando los alimentos de su familia y/o oficina donde a diario regalan una sonrisa a quienes atienden.
Las mujeres que tenemos energía positiva, somos fundamentales en la vida de quienes tenemos cerca hijos, amigos, compañeros, pues nosotras tenemos la posibilidad de ser proactivas y conductoras de los procesos a los que nos enfrentamos a diario.
Construir un legado de vida no es fácil, y las mujeres como seres inteligentes asumimos que dejaremos legado en la medida en que estemos empoderadas de lo que hacemos, por eso estamos cada día mas educándonos, progresando para de este modo poder tener la vida que merecemos y exigir la valoración que necesitamos.
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