Por Juana Jacqueline Pujols Villar y Glenis Matilde Lara
Siempre he preguntado por qué muchas familias se han
quedado ancladas en unas enseñanzas y principios que fueron inculcados a ellos
por sus antepasados y ellos solo fueron imitadores y continúan con el mismo
patrón de crianza en la actualidad.
Creo que debemos tomar lo positivo de ese modelo de crianza
y dejar en el pasado las que estanquen a la familia.
Por lo general estas familias solo imitan los razonamientos
de sus antepasados. En esta familia por lo general sus miembros no crecen ni
emocional y muchas veces tampoco académicamente, esta última por el hecho de
que por lo general los padres imponen a sus hijos las carreras que deben
estudiar y peor aún en algunas ocasiones les prohíben prepararse académicamente
por el simple hecho de seguir la tradición de que en la familia no hay
profesionales y que todos han sobrevivido. Un error que lamentablemente trae
como consecuencias muy desagradables en los hijos.
Pienso que hay un sinnúmero
de valores y principios que todavía siguen vigentes hoy y que pueden beneficiar
a las familias de manera positiva, pero tratar de obligar a los hijos para que
sigan ciertas creencias que ya por los tiempos que estamos viviendo ha cambiado
el contexto y las circunstancias. Muchas familias de la actualidad coartan la
libertad de sus hijos por estar apegados a tradiciones de sus antepasados, pero
olvidan que muchas de esas creencias pudieron tener un valor en su época, pero
tal vez ya hoy no tenga ningún valor.
En muchas ocasiones algunos hijos se revelan a la autoridad
de los padres por el simple hecho de que no lo dejan crecer como individuos.
Es necesario que los hijos a cierta edad empiecen a
desarrollar una identidad muy diferente a la de sus progenitores. veo
importante que los hijos tengan sus propias opiniones e ideas y valores ya que
esto lo prepara para una etapa adulta. Ahora creo que si como padres podemos
guiarlos para que las decisiones que tomen en su vida de jóvenes no le afecten
en su vida más adulta.
Apuesto a una familia donde prevalezca el consenso; donde
cada uno de sus miembros se sienta tomado en cuenta. En una familia con esta
actitud por lo general es genuina y los hijos se sienten seguros mental y
emocionalmente. Libres para tomar decisiones en sus vidas. Algo que ayudara a
los hijos es hablar con sus padres de forma educada con esto lograran el de tus
padres y así podrán negociar con ellos y lograr acuerdos muy satisfactorios
para ambos. Los hijos siempre deben tener presente que ningún padre quiere el mal
para sus hijos.
No puedo seguir hablando de la familia sin hablar del
originador de ella por eso mi sugerencia a buscar el consejo divino siempre y
sobre todo para para poder lidiar con cada uno de los miembros de esta
maravillosa institución.
Criemos a nuestros hijos como manda en efesios 4:6 en la
regulación mental de nuestro Dios.
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