Por: Jeanny Marcell Oviedo O.
Se puede definir a este alejamiento emocional como la
perdida de afecto que ocurre durante años o incluso hasta décadas dentro de la
familia. Cada miembro en la familia con los años va formando su manera de
enfocar la realidad en donde los prejuicios y creencias no son confrontados ni
discutidos lo que provoca que agraven el distanciamiento y lejanía emocional
entre esos miembros. En donde permanecen juntos mas no unidos. Los prejuicios
sociales, presión del ambiente y el como afrontamos las situaciones presentes,
trae consigo que esas familias estén lejos de comunicarse e interactuar.
Resultando afectados los mas vulnerables como los niños en un clima
empobrecedor.
Tanto el niño como el adolescente que van pasando de
unos ciclos a otros, irán estructurando todo lo adquirido de manera que le influenciarán
en lo adelante. El lenguaje comunicativo tanto desafiante, vocabulario que
irrita, vestimenta, nos estarían dando aviso lo cual es un desafío a lo que no
gusta o no se acepta en ese contexto familiar.
En estas familias, la incompatibilidad toma fuerza
desde el momento en que la comunicación es nula por lo que no resulta fácil
tener conocimiento de las otras personas. Lo cual trae como resultados seres
incompatibles, no por carecer de capacidad, sino porque ejercer el
entendimiento queda a un lado. De por sí, las relaciones interpersonales son
complejas y nosotros imperfectos, por lo que toda relación requiere de esfuerzo
y trabajo si queremos alcanzar esa cercanía emocional.
Por tanto, es necesario colaborar mutuamente, aceptar
y darse cuenta del modo en que se ha estado pensado y han sucedido las cosas y
por supuesto, tener la voluntad de salir adelante de esas circunstancias y
evaluar las opciones que se tengan a la mano. Como entes sociales, necesitamos
de los demás para crecer, vivir, apoyarnos mutuamente y caminar juntos en una
misma dirección con un mismo fin. De manera que, la familia es el ambiente
propicio para la estimulación, el respeto, convivencia en sociedad y cuidado.
Una familia la cual se centre en brindar cariño, dar apoyo y estimular de
manera positiva, trae consigo que sus miembros se sientan acogidos y cómodos,
lo cual favorece la convivencia e integración de esta.
El desarrollo de relaciones basadas en el buen trato,
la expresión de afecto y ternura (brindar cariño y sentirse querido) estimula
tanto emocional como socialmente a cada integrante de esa familia lo cual es
beneficioso y favorable para generar un ambiente de respeto, seguridad y
empoderamiento. Además de que la integración familiar se fortalece cuando
compartimos momentos de calidad con el fin de compartir actividades con los
distintos miembros de la familia y crear espacios donde cada uno se sienta a
gusto, acogido y feliz.
2 comentarios:
Un tema muy interesante. Bien licenciada.
Excelente.
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