Por.Jennefer Guzmán Escotto
En un mundo en constante cambio, la brecha entre los sistemas académicos y
laborales en la republica dominicana se ha hecho notar demasiado. Mientras el
sector privado de producción como pequeñas, medianas y macro empresas se
adaptan rápidamente a las demandas del mercado dominicano, el sistema
educativo avanza a un ritmo más pausado y hasta divorciado de lo que
necesita el sector privado. Esta discrepancia plantea desafíos significativos
para los estudiantes, los graduados y la sociedad dominicana en general.
Uno de los problemas que más se dan a notar es la excesiva duración de los
estudios universitarios. Los programas académicos a menudo se extienden
durante varios años, lo que puede resultar en una desconexión entre lo que se
enseña en las aulas y las habilidades prácticas requeridas en el mundo laboral.
Los graduados tienen altísimas probabilidades de encontrarse con dificultades
para aplicar sus conocimientos en sus empleos.
Además, muchos programas académicos se centran en la teoría en lugar de la
utilidad práctica de esos conocimientos. Aunque la base teórica es esencial, los
estudiantes también necesitan habilidades prácticas para enfrentar los desafíos
del mundo laboral. La falta de experiencia práctica puede dificultar la transición
de la universidad al empleo.
Otro problema común es el desajuste entre las habilidades de los graduados y
las necesidades del mercado laboral dominicano. La mayoría de ellos
descubren que no hay suficientes puestos de trabajo para su especialización o
que sus habilidades no se ajustan con las oportunidades de empleo
disponibles.
Esto puede llevar a la frustración y un desaprovechamiento significativo de
tiempo y dinero que el graduado invirtió para su proyecto de vida.
Las aspiraciones de los graduados a menudo no se corresponden con la
realidad del mercado laboral. Algunos esperan encontrar empleos altamente
remunerados y prestigiosos de inmediato, pero la realidad puede ser diferente.
La brecha entre las expectativas y la realidad puede afectar la satisfacción
laboral y la motivación.
Para abordar estos desafíos, es crucial que las instituciones educativas de
nuestro país adopten un enfoque más práctico.
Esto implica:
1. Contratar o delegar a profesionales que realicen estudios de mercado
cada 2 o 4 años para conocer las necesidades laborales de la república
dominicana. Estos resultados pueden guiar a la toma de decisiones en
las instituciones académicas, permitiendo una adaptación al mundo
laboral más ágil de los programas de estudio.
2. En base a los estudios de mercado se deben diseñar programas
académicos que se ajusten a las necesidades del mercado laboral y
reducir la duración de los estudios.
3. Integrar experiencias prácticas, pasantías y proyectos reales en el
currículo educativo dominicano. Estas pasantías ofrecen una valiosa
oportunidad para que los estudiantes se sumerjan en el entorno laboral,
desarrollen habilidades prácticas y establezcan contactos profesionales.
4. Establecer vínculos sólidos con empresas y organizaciones para
comprender sus necesidades y adaptar la formación en consecuencia.
La colaboración permite a las instituciones académicas comprender las
necesidades cambiantes del mercado laboral y adaptar sus programas.
Ya para finalizar, el objetivo es cerrar la brecha entre el sistema educativo
dominicano y el mundo laboral de nuestro país, preparando a los estudiantes
para enfrentar los desafíos de manera efectiva. Solo así podremos lograr una
sociedad más equitativa, reducir la tasa de desempleo y la falta de
oportunidades.
1 comentario:
Excelente articulo
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