martes, 8 de agosto de 2017

Cerebro estresado; aprendizaje limitado

Por Rosa Vicioso

Todo proceso educativo se enmarca en el logro de un aprendizaje efectivo y significativo para el alumno. Así, el aprendizaje se puede definir como  el  proceso de adquisición de conocimientos, habilidades, valores y actitudes, posibilitado mediante el estudio, la enseñanza o la experiencia. Este procedimiento se lleva a cabo de una manera más efectiva cuando el individuo está motivado, cuando le es significativo, así como también, cuando se entretiene y divierte durante el mismo.

Sin embargo, muchas veces los procesos de memoria y el aprendizaje se ven afectados debido a diversos factores entre los que se encuentra el  estrés. El cual limita las funciones del hipocampo, un área cerebral relacionada con el proceso cognitivo e impide el funcionamiento eficaz del centro nervioso.

Del mismo modo, tener dificultad para aprender, memorizar y pensar, es algo común durante los momentos de estrés, como sentirse amenazado por no formar parte del grupo, sentir que lo que se enseña supera las capacidades personales, la falta de vínculo con el docente o capacitador (la falta de vínculo genera en el cerebro la sensación de incertidumbre, ya que no se sabe qué esperar del otro), exámenes, cansancio, falta de glucosa, etc. Cuando el cerebro percibe amenazas o el alumno se siente estresado, el cerebro emocional activa un filtro límbico llamado amígdala, que se estimula cuando los niños y jóvenes en el centro educativo, experimentan situaciones estresantes como la confusión por material extremadamente demandante, aburrimiento por temas…

 Al experimentar el mundo gracias a la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto, nuestro cuerpo se transforma en un increíble receptor sensorial que recoge la información necesaria de nuestros sentidos y la incorpora al aprendizaje. Esto es si el cerebro es desafiado de manera óptima y en un clima agradable y de confianza. Pero, ante una situación de amenaza, tensión y estrés  el mismo se encoge y se hace menos flexible. Por tal razón, es primordial crear ambientes donde la experiencia  sensorial sea rica y libre, donde exista la posibilidad de formar patrones de aprendizaje complejos, se active el pensamiento y se propicie la creatividad.
En conclusión, si como docentes queremos despertar la capacidad de aprendizaje es necesario aprender a no generar situaciones estresantes, ser conscientes de cómo  el estrés afecta el proceso de aprendizaje, cuidar los vínculos del grupo en el aula, generar  una atmosfera relajada en los alumnos.










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