Soy diferente es una expresión que no escuchamos muy a menudo , pues por lo general las personas tratamos de insertarnos a un mundo cada vez más competitivo, y esto trae como consecuencia que no nos aceptemos tal como somos , y que pretendamos ser iguales a los demás. Sin lugar a dudas que la sociedad actual tiene sus cánones de belleza, inteligencia y aceptación, en ocasiones pensamos que si no entramos en estos modelos no seremos aprobados, pero eso es una soberana estupidez pues el admitirnos distintos nos hace tener un “plus” un valor agregado ante los demás.
En algunas ocasiones notamos como muchas personas parecen productos construidos en serie de una fabrica, todos con vestimentas, comportamientos y lenguaje similares, en la mayoría de los casos solo por hacer lo que esta en boga en determinado momento, sin siquiera tomar en cuenta nuestras individualidades y estilos de vida.
Hay individuos que batallan por pasar desapercibidos, hacen el mayor esfuerzo posible por no ser tomados en consideración, esto es porque en ocasiones, no logran aceptarse como seres únicos e incomparables. Cuando no conseguimos admitir que somos desiguales entre un mundo lleno de personas iguales, o tratamos de imitar a otros para ser considerados parte del grupo, no logramos llegar a la plenitud deseada. Al reconocernos diferentes nos apoderamos de un sello único que hará que el mundo interprete que somos seguros de nosotros mismos, que sabemos como y que debemos de hacer para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto, nuestras discrepancias religiosas, políticas, físicas, y económicas no deben transformarse en obstáculos para ser felices, más bien debemos convertirlas en trampolines y estímulos para el logro de aspiraciones y proyectos futuros.
Si Dios que es el más sabio de todos los tiempos nos creo distintos, ¿porque no aceptarnos con alegría e inteligencia? Nunca resignación pues somos seres en constante evolución.
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