Por:
Maribel Pérez García Andry Monserrate
A
pesar de no vivir los malestares, noches sin dormir y sus intensos movimiento,
es hermoso poder alegrar la vida de un infante, regalándole la oportunidad de
tener unos padres que se preocupen y se ocupen de sus necesidades física,
emocionales, educativas y económicas.
Llamados
también hijos adoptivos, en nuestro pasar por la vida, nos lleva a reflexionar
sobre el rol de ser padres, en un mundo de tan cambiante, llegan a nuestras
vidas y nos enseñan a ser mejor personas, nos dedicamos a ello en cuerpo y alma
los amamos tanto como si los hubiésemos traído al mundo, en donde nos lleva a
pensar que pasara con nuestros hijos e hija, con sus sueños motivaciones,
proyecto de vida, si tienen la opciones de crecer en un hogar estable.
La
pareja toma conciencia del rol de ser padre peses a las vicisitudes de la
realidad de superar juntos las crisis, que por lo general deja el simple hecho
de en frental las dificultades de la ausencia de hijos biológico el simple
hecho de considerar adoptar y permitir que una persona ajena a nuestros genes
sea capaz de llenar a plenitud nuestras vidas con su alegría, entusiasmo de ser
una familia feliz, en verdad darnos esa oportunidad nos cambia para bien.
La
creación divina es perfecta, muchas veces pensamos que solo los hijo bilógicos
se aman de una manera tal especial, pero es todo un mito los hijos acogido se
quieren igual. Los tiempos han cambiado
igual que los avances médicos, en la antigüedad cuando una pareja no podía
concebir de forma natural sus opciones eran limitadas, hoy en día gracias
existes diferentes métodos para lograr embarazarse o tomar la decisión de tener
hijos no biológicos, en nuestro país a nivel legal es un proceso difícil por el
nivel de exigencias que se hacen respecto a este tema, pero vivir como
Republica Dominicana nos deja otras opciones como tener una persona cercana o
conocida que nos brinde la grandiosa oportunidad de poder formar una familia.
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