Por: Waldo Cruz.
Dos personas
conducen sus vehículos y se encuentran ante un problema en la vía publica, una
de ellas está en la dirección correcta de la vía, la otra se encuentra en vía
contraria; es de razonable de que, quien está en la vía del transitando
correcto le solicite a el otro conductor ceder el paso, este se orille o
retroceda y le permita su paso (problema resuelto); por supuesto, todo dependerá de la forma de
solicitarlo, tono voz y gestos, ante la situación, el segundo conductor debe
ceder o en caso contrario pasar a una confrontación. Considero que el manejo adecuado de los
problemas y conflictos puede prevenir situaciones embarazosas e irreversibles.
Al tratar de resolver un problema circunstancial, es
fundamental detenernos a pensar en adoptar una aptitud preventiva y pacífica;
decidir dirigirnos para abordar directamente a la persona con quien estamos en
desacuerdo; en primer lugar, esto requiere mucho mas que oír, es decir, asumir una aptitud de hacer el esfuerzo por
escuchar atentamente a la otra persona; luego reflexionar sobre lo escuchado,
entonces realizar nuestra contribución con una propuesta que incluya la opinión
de ambas partes en la solución del problema; comunicado con la actitud
adecuada, tono de voz y gestos. Esto contribuye a que la otra persona se sienta
escuchada y note nuestro control.
Si el segundo conductor de forma conciente reconoce que
esta en contra vía y retrocede, la situación pasa por alto; en cambio si el
mismo se detiene y exige a quien esta
correcto en la vía para que seda el paso, en ese momento inicia el
desacuerdo; es a partir de ese momento en donde el conductor en su derecho debe
hacer uso de las opciones planteadas anteriormente: aptitud preventiva,
pacifica, escucha atenta, propuesta con voz, gestos adecuados. Estas
diferencias cuando se manejan apropiadamente, pueden resultar en soluciones e
interacciones más creativas y valiosas.
En el caso de que el primer conductor en su razón se
apoye en la opinión de otros y se mantenga hablando con el pasajero de su
derecho, no intentara pensar en solucionar la situación, por que se sentirá
apoyada en su razón y reafirma su conducta. Ante esta situación es recomendable
a los acompañantes realizar opiniones que sean propuestas viables que alienten
a mantener la calma y a la solución de la situación; es más provechoso tratar
los problemas a medida que van surgiendo en todo momento como sociedad
promoviendo una cultura de paz.
Por otra parte, ante estas circunstancias cuando una de las partes no puedes controlar y manejar
la situación en desacuerdo, viene como resultado la confrontación, la cual crea
un ambiente que aleja psicológicamente a las dos personas involucradas, emergiendo sentimientos de antipatía, antagonismo como
mecanismo de defensa, resultando un alejamiento de posibles formas y canales
adecuados de comunicación, en ocasiones emergen reacciones de agresión
impredecibles de una de las partes implicadas, todo esto puede ser prevenido.
Podemos ver como se presentan situaciones en donde uno de los conductores se
desmonta y saca un arma para intimidar, otros hacen uso abusivo de ella, en
otras ocasiones ambas partes apagan su vehiculo y se quedan estacionados sin
mediar palabras, esto dicta mucho en la capacidad de comunicación para la
resolución de problemas.
En conclusión, pienso que es adecuado proceder con aptitud
preventiva, mediadora, escucha atenta que nos permita tener control de nuestro
comportamiento ante la situación para tomar mejor decisiones ante las posibles
propuestas que realizaremos para la solución del problema circunstancial.
Yo pienso que la confrontación y el conflicto no deben
reemplazar la escucha atenta y la propuesta mediadora para dar solución;
porque, tu puedes elegir como proceder,
asumiendo el control de ti mismo y por consiguiente de la situación. En caso de
que la otra parte se mantenga en el punto opuesto, lo recomendable es aplicar
el principio de la humildad y ceder nuestro derecho, continuar nuestro día sin la tensión de este
factor externo imprevisto.
Es una virtud no enfadarnos fácilmente,
encontrar la mejor forma de disipar la atención cantando, escuchando una música
que nos aleje de esa experiencia.
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