Deborah Evangelina Sosa Polanco
La
atención sobre el fenómeno del bullying se incrementa en muchos países
occidentales y se convierte en un serio tema social. Cada vez son más los esfuerzos de las autoridades
educativas por erradicar el Bullying en las escuelas, para esto se han
implementado diferentes programas que
permiten trabajar desde la prevención y a la vez fortalecer la autoestima de
los niños, niñas y adolescente haciendo uso de los pilares de la Resiliencia.
El
bullying es definido como el deseo de hostigar y realizar acciones dañinas
contra otro niño y/o adolescente, y que se distingue por distintas formas de
acoso, como la verbal, psicológica, social, física y el cyberbullying (Leland,
2015; Rothon, Head, Klineberg, y Stansfeld).
A pesar de los programas que se implementan el Bullying
sigue siendo un mal que afecta a gran parte de la población estudiantil, este
no solo afecta el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes, sino que
también podrían ocasionarles problemas psicológicos como son: ansiedad, baja
autoestima, depresión y aislamiento social, los cuales pueden provocar en los
sujetos conductas agresivas llevándolo inclusive a la delincuencia, consumo de alcohol, drogas y
en el peor de los casos al suicidio.
Pero cuando abordamos el tema del Bullying no solo
debemos referirnos a la víctima, el agresor también es un ente que necesita
ayuda ya que por lo general los agresores presentan una autoestima deteriorada
y bajo rendimiento académico, muchos de ellos tienen situaciones en sus hogares
que los perturban, y utilizan el acoso a los más vulnerables como un mecanismo
de defensa o una forma de desahogo de esas emociones.
Se puede afrontar el
Bullying de manera resiliente. La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano de
“resistir y rehacerse” ante las adversidades que nos presenta la vida. Abordar
la resiliencia desde la escuela nos permite fomentar
en los niños, niñas y adolescentes la capacidad para responder de manera
positiva antes las situaciones de acoso escolar.
La idea de trabajar la resiliencia desde la escuela
es poder proveer a los niños, niñas y adolescentes un contexto protector, que
encuentren en la escuela, los docentes y en ellos mismos la fortaleza para
resistir y reponerse ante las situaciones de acoso.
Parar formar estudiantes resilientes
debemos tener profesores resilientes. Los docentes resilientes son aquellos que
tienen la capacidad de transformar lo negativo en
positivo, la gracia a la desgracia, saben manejar sus emociones, enfrentan los
problemas desde la perspectiva de la solución, se comunican de manera asertiva
y comprenden el fracaso como parte de un proceso de aprendizaje.
El primer paso para los maestros resilientes
construir estudiantes resilientes es aceptarlos tal cual son, sin tomar en
cuenta su rendimiento académico.
Los profesores resilientes deben mantener una
actitud de afecto hacia sus alumnos, enseñarle la importancia de aceptarse y
comprenderse a sí mismos y al entorno físico y social que los rodea.
Construir
la resiliencia en la escuela favorece a
la víctima y al agresor ya que también adquiere habilidades que le permiten
manejar las situaciones que se les presenta sin recurrir a la agresión, estos
encuentran en la resiliencia un arma de desahogo más poderosa que el acoso.
“Cree en ti mismo con tanta
fuerza que el mundo no pueda evitar creer en ti también”. SE RESILIENTE.
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