sábado, 1 de mayo de 2021

LOS CONFLICTOS “OPORTUNIDADES DE MEJORA”

 

Por.

Lisbeth Espinosa

 

Un conflicto como indica la palabra y su significado, no es bueno ni malo en sí mismo. Lo que lo convierte en un problema es cómo reaccionamos ante el mismo. A razón de lo antes escrito, vemos el conflicto como oportunidad. Un conflicto no es otra cosa que un enfrentamiento o choque entre dos personas por tener diferentes interpretaciones sobre una misma realidad.

Dependiendo de cómo seamos capaces de afrontar los conflictos los resultados recibidos serán positivos o negativos (Fernández Ríos, 1999):

Positivos

  • Incrementa la motivación
  • Favorece la creatividad y la innovación
  • Puntos de vista alternativos
  • Aumenta la calidad en la toma de decisiones
  • Mejora el rendimiento del grupo
  • Promueve la cohesión

Negativos

  • Se reduce la comunicación
  • Aumenta la inseguridad
  • La solución es cuestión de fuerza
  • Se forma una actitud hostil
  • Se producen juicios erróneos
  • Conlleva la desintegración del grupo

 

Los conflictos no dañan necesariamente el funcionamiento de unas personas o grupos, sino que les da energía para ser más creativos y para experimentar nuevas ideas. Uno de los aspectos más positivos de cualquier conflicto es que pueden salir a la superficie problemas que estaban ocultos, lo que permite afrontarlos y resolverlos.

 

Los conflictos indiscutiblemente son inevitables. La habilidad para manejarlos tiene un gran impacto en el éxito. Los enfrentamientos se suelen generar en conversaciones que son cruciales y donde hay mucho en juego: las emociones son fuertes y las opiniones difieren. Es difícil dominar estas situaciones sin un alto grado de inteligencia emocional.

 

Las cualidades asociadas a una resolución positiva de los conflictos son la regulación emocional, la comunicación eficaz, la empatía, la asertividad, la creatividad y, por supuesto el ánimo colaborativo, es decir tener la voluntad de conseguir conjuntamente un mismo objetivo.

 

Para mediar un conflicto de debemos.

 

v  Definir el problema: Es importante no dejarse llevar por juicios de valor e ideas subjetivas e intentar ir a la raíz del problema, llegando a hechos concretos para identificar claramente el conflicto.

v  Analizar las causas: Buscar entre las dos partes cuáles son los hechos que han llevado a pasar de una situación de desacuerdo a una situación de choque.

v  Buscar alternativas: Aportar el mayor número de variantes a la solución del problema. Muy importante aquí, la escucha activa y procurar que no sea solo yo el que aporte posibles soluciones.

v  Evaluar las diferentes alternativas y sus posibles consecuencias.

v  Tomar una decisión consensuada atendiendo a dos criterios: la consideración positiva de las consecuencias que se deriven y la posibilidad real de realizarla.

v  Poner en práctica la decisión. Buscar el lugar y el momento adecuado para hacerlo.

v  Valorar los resultados y dar feedback o retorno sobre cómo se ha solucionado el conflicto. Si no se ha solucionado, volver al punto 1.

 

Les dejo con la famosa frase de Irving Berlin que resume claramente la actitud ante los conflictos:

 

La vida es un 10% lo que haces y un 90% cómo afrontas lo que haces.

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