Desde hace mucho tiempo se nos ha venido hablando del
respeto y del amor que debemos tenernos nosotros mismos, valorar y reconocer lo
que somos y lo que podemos llegar a ser, influye de manera positiva en nuestra
calidad de vida, en el área espiritual, personal, profesional, social y
laboral.
Lo que una persona siente y piensa de sí misma se
relaciona con el conocimiento propio, es decir con la autoestima. La calidad de vida está notablemente influida
por la forma como nos percibimos y nos apreciamos. En la práctica de nuestro
diario vivir, se encuentra presente como parte fundamental de nuestro éxitos o
fracasos, la forma en como nos sentimos y como nos tratamos, esto afecta a
todos los aspectos de nuestra experiencia y de nuestra vida.
Tener confianza en nosotros mismos, aceptar los retos
personales y profesionales, establecer vínculos satisfactorios, tener metas
claras, ser asertivo y entender el fracaso como parte de nuestro proceso de
crecimiento aportan a la mejora de la calidad de vida
y al desarrollo de nuestra personalidad.
Tener una actitud insegura, desafiante, agresiva,
inhibida, poco sociable, excesivamente quejumbrosa y crítica no nos ayudará a conseguir
nuestros objetivos, mucho menos a desarrollar nuestro proyecto de vida.
Debemos de vivir conscientemente, aceptándonos, comprendiéndonos,
siendo responsables de nuestros comportamientos, respetándonos, teniendo
propósitos, valores y creencias que nos lleven a desarrollarnos de manera
integral.
Los padres juegan un rol fundamental en lo que es la
formación de la imagen de sí mismo del niño durante su desarrollo. El trato que
recibe en el entorno familiar y social, en el cual se desenvuelve, es la base
para ir formando una autoestima ya sea positiva o negativa. Un adulto que de
niño creció en una familia y en un círculo social escuchando burlas, palabras
devaluadoras como: tú no sirve para nada, inútil ,etc. es un mayor que dudará
de sus posibilidades, sentirá inseguridad para tomar decisiones y puede ser
manipulado fácilmente por las ideas de otro, es aquí donde se crea una
autoestima baja. Algunas señales de una autoestima baja: no tiene confianza en
sí mismo, refleja timidez, dependen de la opinión de otro, no valora el logro
obtenido, no le generan satisfacción, siente que no lo merece.
Branden sentencia que “La autoestima -alta o baja- tiende
a generar las profecías que se cumplen por sí mismas.” explica que una autoestima sana se
sustenta en un doble pilar conformado por la eficacia personal y el respeto a
una misma, y si alguno de ellos falta: la autoestima se deteriora.
No obstante, desarrollar una autoestima alta no te
garantiza no vivir situaciones dificultosas, pero si puede servir para buscar
la solución de una mejor manera. Una
persona con una autoestima debilitada se le hará más difícil resolver las
situaciones que se le presente en la vida.
Las personas difieren en su sensibilidad a los juicio o acto de otros, así como en su capacidad para afrontar la presión creada por una situación conflictiva, podremos vivir una vida que nos hará sentirnos más realizados y con menos tensión cuando sepamos manejarnos en situaciones difíciles, es decir razonar y comprender, a fin de aprender, seleccionar y decidir. Conocer si una persona tiene una alta o baja autoestima reside en sus acciones. Lo que expresa, lo que siente, la coherencia en su interior se refleja en la exterior.
2 comentarios:
Ciertamente la autoestima sana debemos construirla desde pequeño y la escuela, los maestros como segundo padres deben de propiciar y motivar ayudar a su desarrollo.
Asi es, en la manera como los padres tratan a sus hijos influye en el desarrollo de su autoestima,por ello los padres deben de cuidar el lemguaje que utilizan con los niños.
Publicar un comentario