Por: Yesenia
M. Gómez S.
y María Arelis Rosario
Toda escuela necesita una atención a la diversidad que
tenga un clima global y sensible, que le permita mejorar la situación de cada
miembro de la comunidad educativa, el
cual sea basado en el compromiso y actitudes profundas donde exista la
tolerancia hacia el hecho diferencial, sin excluir a los niños especiales, donde
los docentes y alumnos se sientan
miembros de una comunidad y donde puedan encontrar apoyo mutuo.
Existen
escuelas preparadas para trabajar con niños especiales y con maestros capacitados en el área, mientras que en otras no cuentan con el personal ni la preparación
debida, aun así, se aceptan esos niños y
se les trabaja con amor, se buscan
estrategias que le permitan la integración con los demás, brindándoles apoyo y concientizando a los demás del grupo
para que los ayuden y los acepten tal y
como son. Entendemos que para que el mundo sea mejor, los docentes debemos
marcar la diferencia y esto se logra con
los avances de la ciencia y la técnica del conocimiento y la inteligencia, siempre
que se ponga en función los valores de la igualdad, armonía, justicia, respeto y el bienestar de
las personas. Cada ser humano es diferente y por lo tanto la palabra clave es
la educación integrada.
La educación en el nivel primario debe estar abierta a
la aceptación de cada uno, donde ofrezca respuestas a las diferentes necesidades y facilitar una igualdad de oportunidad más real, es decir, trabajarle dentro del
salón de clase, ya sea con tutorías o sin la misma, no todas las NEE
son iguales por tanto deben ser atendidas, ya que no solo son de
aprendizajes, sino que existen variedades. Cuando hablamos de una igualdad de
oportunidades real se refiere actuar en el momento preciso, dejar las
apariencias de lado, las teorías e irnos más a la realidad de donde vienen los niños y llevarlo
a la práctica sin cuestionar ni etiquetar, luego de investigar sobre esas NEE no debemos hacer de esta
información recibida una divulgada, ya que esto puede afectar de una u otra
manera al niño, a los Padres y Centros, por tanto deben mantenerse en
discreción y saber elegir el escenario adecuado para expresarlo. Hacemos
referencia y estamos muy de acuerdo con DANIEL
CARREON, que dice: no todas las
informaciones recibidas o investigadas
por el profesional de la conducta deben ser reveladas.
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