Por:
Danitza Rojas Genao
Por
usanza los occidentales damos un preeminente rol a las madres y al día designado para su festividad, estas como dijo Napoleón son las hacedoras
del porvenir de sus hijos. Ellas se esmeran en que las cosas salgan bien para
sus hijos, sin embargo hay una sociedad de la que ella es parte fundamental,
sociedad misma que no le ofrece garantías de seguridad.
Muchos
invierten semanas analizando y descartando los posibles obsequios que llevarán
a sus madres este día, en el que por lo regular ella es el centro de la
atención y la reina que todos engalanan con gratas atenciones.
Es
de valorarse cuál sería el regalo perfecto para las madres dominicanas?, no
sería una suntuosa vivienda, pues ella carece de tranquilidad para disfrutarla,
de poco serviría un juego de habitación grandioso si ella no puede dormir en
paz por la incertidumbre de no saber si sus hijos regresarán a casa de la
universidad o el trabajo, resulta imposible invertir en enseres de cocina
extravagantes las madres de quisquella con las constantes subidas de los
precios de la canasta básica familiar, no tiene la seguridad de qué les
cocinarán a sus familias, los mas osados apuestan a un lindo bolso o algún
accesorio pero sale de inmediato la interrogante y como lo usara? Si varada
frente a su casa pasan dos y la atracan, algunos proponen un vehículo para
acomodarla sin embargo de poco sirve si cuando ella sale a las calles a transitar
con la inseguridad de que no hay una ley de tránsito que la protege de un desaprensivo
que violando la luz roja de un semáforo la choque, a alguien se le ocurre
regalarle entonces dinero en efectivo sin embargo eso menos, pues el peso
dominicano cada día tiene menos poder adquisitivo, sin mencionar el gran
peligro de tener dinero en efectivo.
La
situación de inseguridad y descrédito de quienes dirigen nos lleva a recordar
la conocida expresión de Rudolf Giuliani: "Para bajar el delito hace falta
decisión política y terminar con la corrupción" mientras estas decisiones
llegan, las pobres madres dominicanas verdaderamente no saben lo que desean recibir en su día, las cosas materiales podrían alegrarme
por el momento, sin embargo en sus ojos se vislumbra llanto fruto de vivir en
una sociedad a la que ella tanto le ha dado y de la que no tiene certidumbre
será una sociedad correcta para sus hijos. Ella recibe el día de las madres más
que con alegría, con la esperanza de que las cosas tienen que cambiar y mejorar
como madre sabe que en la vida con actitud, perseverancia y fe todo se puede
lograr.
Así
pues encontrar el regalo perfecto se hace difícil, cuando se vive en un país
como el nuestro.
La autora es catedrática
de la UASD y terapeuta familiar. CEO Fundación Visión y Acción INC.
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