Por: Jeckson Luis Acevedo Arias
Los
seres humanos hemos desarrollado una habilidad tan grande para poder transmitir
lo que pensamos, lo que deseamos, lo que sentimos y, en muchos de los casos,
poder recibir una respuesta a ello. Es a lo que llamamos comunicación.
El
comunicarnos es una necesidad que nos envuelve, ya que somos seres sociales,
que convivimos con otros seres vivos, a quienes queremos compartir nuestro
espacio y nuestras experiencias de vida.
Teniendo
en cuenta esto, se han ido generando cada día más vías que permiten que la
comunicación se haga posible, incluso entre personas que están separados por la
distancia, superando así una de las tantas barreras que antes existían. Incluso
las personas que presentan ciertas discapacidades tienen muchas maneras de
expresarse y comprender lo que los demás quieren transmitir: a través de los
diferentes sentidos, empleando el lenguaje de señas, el verbal, o con un
lenguaje que dice tanto sin usar palabra alguna, los gestos.
En
este punto podemos preguntarnos, si tenemos tantas personas a nuestro lado y diversas
maneras de expresar lo que sentimos, ¿por qué hay tantos que callan y se
guardan en su interior todo lo que les preocupa o atormenta? Y de esto trata la
función emotiva del lenguaje.
Es
una cuestión que tenemos que entender. Es importante comprender que la otra
persona importa y tiene derecho a manifestarse. En una conversación no podemos
creernos que somos el centro de atención y nuestros intereses son los únicos
que deben ser discutidos.
Cuando
las personas quieren comentarnos algo, es primordial el darles la oportunidad
de expresarse, para nosotros entenderlos. Pero muchas veces lo que hacemos es
juzgar, criticar, presentarle soluciones… la mayoría de las veces lo que la
persona precisa es de alguien que le escuche, que se pueda poner en su lugar y
acompañarle en el proceso que está viviendo.
A
pesar de que muchas veces nos han hecho callar, debemos de recordar la gran
sanidad que trae a nuestro interior el poder expresar todo lo que sentimos. En
este sentido, resulta significativo el encontrar a personas que nos presten sus
oídos para escucharnos, su corazón para entendernos y su mente para decirnos
esas palabras acertadas que necesitamos escuchar.
Por
todo ello, no dejes de hablar, de escribir, de pintar, de mostrar tus gestos,
de expresarte… porque esto puede hacer una diferencia positiva en ti.
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