miércoles, 13 de marzo de 2019

¡Deja que se escuche tu voz!


Por:  Jeckson Luis Acevedo Arias

Los seres humanos hemos desarrollado una habilidad tan grande para poder transmitir lo que pensamos, lo que deseamos, lo que sentimos y, en muchos de los casos, poder recibir una respuesta a ello. Es a lo que llamamos comunicación.

El comunicarnos es una necesidad que nos envuelve, ya que somos seres sociales, que convivimos con otros seres vivos, a quienes queremos compartir nuestro espacio y nuestras experiencias de vida.

Teniendo en cuenta esto, se han ido generando cada día más vías que permiten que la comunicación se haga posible, incluso entre personas que están separados por la distancia, superando así una de las tantas barreras que antes existían. Incluso las personas que presentan ciertas discapacidades tienen muchas maneras de expresarse y comprender lo que los demás quieren transmitir: a través de los diferentes sentidos, empleando el lenguaje de señas, el verbal, o con un lenguaje que dice tanto sin usar palabra alguna, los gestos.

En este punto podemos preguntarnos, si tenemos tantas personas a nuestro lado y diversas maneras de expresar lo que sentimos, ¿por qué hay tantos que callan y se guardan en su interior todo lo que les preocupa o atormenta? Y de esto trata la función emotiva del lenguaje.
Es una cuestión que tenemos que entender. Es importante comprender que la otra persona importa y tiene derecho a manifestarse. En una conversación no podemos creernos que somos el centro de atención y nuestros intereses son los únicos que deben ser discutidos.

Cuando las personas quieren comentarnos algo, es primordial el darles la oportunidad de expresarse, para nosotros entenderlos. Pero muchas veces lo que hacemos es juzgar, criticar, presentarle soluciones… la mayoría de las veces lo que la persona precisa es de alguien que le escuche, que se pueda poner en su lugar y acompañarle en el proceso que está viviendo.

A pesar de que muchas veces nos han hecho callar, debemos de recordar la gran sanidad que trae a nuestro interior el poder expresar todo lo que sentimos. En este sentido, resulta significativo el encontrar a personas que nos presten sus oídos para escucharnos, su corazón para entendernos y su mente para decirnos esas palabras acertadas que necesitamos escuchar.
Por todo ello, no dejes de hablar, de escribir, de pintar, de mostrar tus gestos, de expresarte… porque esto puede hacer una diferencia positiva en ti.




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