Por:
Juana León
Silenia R. Batista
A lo largo de nuestra vida tenemos varias
etapas que se van dando de manera integrada y que todas se relacionan entre sí.
El individuo desde sus primeros meses
de gestación se enfrenta con situaciones que interfieren en su desarrollo
total.
Aun estando en el vientre de la madre
estará expuesto a un ambiente favorable o desfavorable que de una manera u otra
interfieren en sus emociones.
Un niño que estando en el vientre de
la madre experimenta experiencias de rechazo, maltrato, tristeza, miedo, violencia física,
psicológica, verbal o emocional lo
reflejara a lo largo de su vida.
Un ambiente externo de peligro hacia
la vida o más bien a la integridad del infante desarrollara sensaciones de
terror, miedo, angustia, inseguridad que
manifestara con lenguaje no verbal, será un niño tímido, desconfiado, no
interactuarà en un grupo social o mostrara aislamiento.
La madre preparara un ambiente tanto
interno como externo donde el niño se sienta segura ya que la madre es con
quien el niño pasara más tiempo, así debe brindarle todo el cariño y afecto
posible ya que dependiendo del cuidado
de la madre y así como atender a
sus necesidades tanto biológicas como afectiva asimismo será su relación de
convivencia con sus padres y en la etapa escolar donde el o la docente
continuaran ese desarrollo.
Para
atender a dicho desarrollo el maestro debe tener claro su propósito y tener en
cuenta una serie de elementos importantes el cual vamos a resaltar algunas:
Motivar
constantemente a sus estudiantes, crear una buena conexión entre maestro y
alumno, buscar diferentes estrategias para que el niño aprenda ya que todos
somos diversos y tenemos diferentes ritmos de aprendizaje.
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