miércoles, 13 de marzo de 2019

RESILIENCIA:


APRENDIENDO A ANDAR EN EL FANGO SIN ENSUCIARNOS.



Por:
Gloribel García Vásquez

Nuestro desarrollo se da a través de cambios, pues aprendemos constantemente y la vida nos va mostrando cómo enfrentar las situaciones, cómo manejar emociones y cómo reaccionar ante las adversidades. Nuestra actitud es determinante ante nuestros resultados.
Para andar en este mundo debemos adaptarnos, de no ser así, no sobreviviremos. La resiliencia consiste precisamente en ser capaces de transformar el dolor en una fuerza de voluntad inquebrantable para superarnos y rehacernos; esto es una capacidad que nos permite afrontar las adversidades sin derrumbarnos, mostrando nuestra mejor cara y potencializando nuestro norte para seguir siempre hacia delante.
Cuando controlamos emociones negativas, tenemos sentido del humor, aprendemos de los errores, activamos habilidades en momentos difíciles y nos permitimos recuperarnos, estamos dando un paso a la libertad emocional, al conocimiento que nos hace crecer y comprender la valía del amor propio y la responsabilidad que tenemos sobre nuestro ser, sobre nuestra existencia.
Las crisis siempre estarán presentes, pero la manera en que nos preparemos para minimizar sus daños, para transformarnos y resistir, marcará la diferencia en cuanto a superación de situaciones se refiera, pues si nos adaptamos, nos manejaremos y aprenderemos a responder de forma asertiva y optimista ante las realidades de la vida.
Si estamos siendo arropados por algún fango, recordemos a la flor de loto que vive en él y no se ensucia, de esa misma manera debemos aprender a relacionarnos, a involucrarnos y a generar alternativas para no dejarnos invadir del pesimismo cuando las cosas no salen como las esperamos. Esto pasa en todo el ámbito existencial, incluyendo las etapas del desarrollo humano por las que debemos atravesar, las amistades, el trabajo, la familia, las relaciones amorosas e interpersonales.
La vida nos dará lecciones, nos marcará y quizás nos recuerde reiteradas veces cuánto nos hemos equivocado, no así, en nuestra capacidad para manejar estos golpes, en lo que le digamos a nuestras mentes estará la plasticidad para desenvolvernos y vencer todo obstáculo que nos esté impidiendo avanzar.
Ser resilientes nos permite tener una vida más saludable emocional, física y mentalmente. Esta habilidad colabora con nuestra conciencia haciéndole entender que somos dueños de nuestros destinos y que podemos siempre dibujar sonrisas en un mundo de gente que sufre por no saber autorregular apropiadamente sus emociones y situaciones. Seamos portadores de estabilidad.

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