Licda. Loyda Fermín Calderón
Vivimos en mundo hermoso, en el
que están nuestros seres amados, donde compartimos con ellos alegrías y
sentimientos de amor. Un mundo que nos ha provisto de alimentos, aire, agua, y
muchos otros deleites y placeres.
Pero dentro de ese mundo existe
un monstruo que quiere devorarnos, nos asecha cada día en cada momento, desde
que nos levantamos y a veces hasta en nuestros sueños. Ese monstruo se llama Estrés, el cual espera a que estemos
más vulnerables con los afanes de la vida como son: los deberes del hogar y los
hijos (en el embarazo, nacimiento, cuando los niños están enfermos, cuando pelean en las escuelas, cuando
están entrando a la etapa de la pubertad y no quieren saber de ninguna figura
de autoridad), Las relaciones conflictivas
con amigos, novios, esposos (este es uno de los momentos preferido del monstruo
Estrés para atacar ya que estamos emocionalmente inestable), En el trabajo, cuando nos sentimos atrasado con
el mismo, nos cambian a un puesto no deseado, el ambiente laboral no agradable
o nos despiden.
Él sabe que en ese momento
nuestras defensas están bajas por lo que empieza atacarnos, nuestro cuerpo se
debilita y somos propensos a enfermarnos, gripe, fatiga mental, desórdenes
alimenticios y de sueños. Nuestro cerebro no cesa de mandarnos mensajes
negativos hasta nuestro intestinos están en nuestra contra.
Lo más interesante es que ese
monstruo vive en nuestro cuerpo y empieza como una pequeña lombriz que se mueve
cuando ocurre algún evento de tensión
física o emocional pero en el momento en que lidiamos con la situación
en cuestión la lombricita se tranquiliza más si no trabajamos en esas
situaciones empieza a crecer a medida que vayan aumentando los situaciones estresantes.
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