Por: Barbara Suriel y
Altagracia Santana
Dios nos ha regalado el invalorable don de la vida, por
lo que es algo inherente en el ser humano el deseo de vivir, llevar esperanza,
fe amor, alegría es nuestra gran misión
en esta tierra. Conociendo que soy un ente que aporta luz, en un mundo lleno de
desesperanza y maldad.
Soy yo, solamente yo, el que debo de forjar mi propio
destino, ya que en un momento determinado tendré que decidir si vivir o morir,
yo decidí vivir ¿tú que decides? Yo decidí luchar y forjar mi camino ¿tú que harás?
Tuve miedo y lo superé, quise rendirme, pero decidí
continuar, pude ver el sentido de la vida, por lo que tuve que cambiar mis
pensamientos negativos, por pensamientos positivos. No dejes que nada
corte tus alas.
Es pertinente citar esta frase
bíblica:
Mira que te mando que esfuerces y seas valiente; no
temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo donde quiera que
vallas.
Josué 1.9
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