El
ser humano durante su desarrollo desde su nacimiento posee una necesidad intrínseca
de no estar solo.
Todo
comienza desde su desarrollo embrional
con su madre, de la cual se alimenta y con la que hace un vínculo afectivo
desde antes de ver la luz del mundo. De
ahí que al nacer busca de afecto con los que están a su alrededor, y así
durante toda su vida.
Las
necesidades afectivas se convierten en el ser humano en algo que debe ser
atendido en todas las etapas de su vida, de no ser así puede generar o causar
enfermedades tanto físicas como emocionales y mentales. Cabe destacar que cuando
una persona no recibe ciertos afectos en una de las etapas de su desarrollo, esa carencia provoca
comportamientos y reacciones fuera de orden en la búsqueda de satisfacer esas
necesidades no cubiertas.
Es
de considerar pues, como las escuelas son un termómetro para observar la
cantidad de niños con carencias afectivas que son reflejadas en el día a día,
provocando en ellos bajos niveles de aprendizaje, aislamiento y enfermedades
mentales.
Se
hace necesario concienciar a los padres sobre la necesidad de demostrar los
afectos a través del contacto físico y el reconocimiento mediante el
reforzamiento positivo. Esto contribuiría a un mejoramiento en el desarrollo de
los estudiantes mejorando así, su aprendizaje y socialización con los
compañeros. Para los niños pequeños es muy importante la demostración de afecto
con el contacto físico, ya que se recibe a través del mismo la estimulación sensorial
que activa ciertas áreas del cerebro que estimulan su desarrollo.
De
igual manera, se puede señalar que los jóvenes cuando entran a la adolescencia,
otra etapa de necesidades afectivas y comprensión por parte de los que le
rodean, si no tiene buenas bases afectivas en su niñez, se torna más difícil
esa etapa de la búsqueda de identidad hacia la adultez. Los lazos afectivos que no fueron bien
ajustados en la niñez, y que no hicieron un efecto de fortalecer la autoestima,
cuando llegan a la adolescencia provoca
la búsqueda de pares que le muestren un liderazgo, que en ocasiones solo
los utilizan para beneficiarse.
La
necesidad de compañía es intrínseca en el ser humano por lo tanto es necesario
prestar la debida atención para cubrir
lo más posible, para evitar las consecuencias de la misma. Políticas públicas
dirigidas al fortalecimiento del vínculo familiar a través de programas enfocados
a la familia brindaría un buen escenario para bien de todos, sabiendo que
familias fuertes en valores generan ciudadanos deseables para el buen vivir.
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