viernes, 30 de abril de 2021

Cómo Pelota Contra La Pared

Por: 

Nathalie Aybar

Y Yosmairy Beltran


La resiliencia es un concepto que se ha hecho parte de nuestra vida diaria a partir de la situación actual, aunque el término parece reciente, muchos recordarán en las clases de física cuando nuestros  maestros utilizaban la propiedad de  resiliente  como una características a ciertos materiales. La resiliencia la podríamos definir como la capacidad de adaptarse y reinventarse a pesar de las situaciones difíciles que se presente en la vida.

 Implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.

Las ciencias sociales incorporan el término a partir de los años 80 para describir a personas capaces de desarrollarse psicológicamente sanos a pesar de vivir en contextos de alto riesgo, como entornos de pobreza y familias multiproblemáticas, situaciones de estrés prolongado, centros de internamiento etc (Rutter, 1993, Werner, 2003).

En la actualidad ser resiliente es prácticamente una exigencia u obligación al ser humano, no necesariamente por decisión   el tiempo de pandemia nos has llevado a ser capaces de adaptarnos, desaprender, cambiar, movernos, salir de nuestra zona de confort de una forma radical y de improviso. Esta no está en los seres excepcionales sino en las personas normales y en los eventos naturales del entorno inmediato.

 Podríamos describir tres tipos de resiliencia:

 La resiliencia como estabilidad se entiende como la capacidad de permanecer íntegro frente al golpe o de soportar una situación difícil.

 La resiliencia como recuperación se refiere a la capacidad para volver al estado original, tener una vida productiva, después de alguna alteración notable o daño debido a alguna situación adversa.

La resiliencia como transformación Implica una dimensión más compleja según la cual las personas son capaces de resistir, proteger su integridad a pesar de las amenazas y además salir fortalecidas, transformadas positivamente por la experiencia. (Olabegoya, 2006).  También se destaca la resiliencia comunitaria que Suárez Ojeda et al., (2007) señalan que “es la condición colectiva para sobreponerse a desastres y situaciones masivas de adversidad y construir sobre ellas”.

La pandemia por el COVID19 nos ha  afectado tanto de forma personal como comunitaria, nos ha hecho reponernos y reinventarnos como persona, profesional y ciudadano del mundo hemos sido afectados en lo emocional, económico y afectivo, como sociedad hemos adaptados nuevas formas de interacción social, laboral y familiar logrando aprender sobre las redes y plataformas de conexión instantánea en tiempo récord, así como la digitalización de la mayoría de los servicios que anteriormente eran imposible recibir sin salir de nuestro hogar, aprendimos a dejar los abrazos y los besos y conformarnos el toque un puño o del pie o un simple ademán de hola, suplicándole a nuestros ojos  que su brillo reflejen la alegría de encontrarnos con un ser querido o con alguien con el que teníamos mucho tiempo sin ver, a pesar de la mascarilla.

Como hemos visto la resiliencia como tal aporta a nuestras vidas grandes cambios de bienestar, en todas las áreas, es por esto que debemos tomar en cuenta llevar hábitos que nos permitan cultivarla.  A continuación, les presentamos algunas pautas para poner en práctica.

 Las personas resilientes son creativas, asumen las dificultades como una oportunidad para aprender, no intentan controlar las situaciones, sino sus emociones, son flexibles ante los cambios, practican el mindfulness o conciencia plena, afrontan la adversidad con humor, además, buscan la ayuda de los demás y el apoyo social.

 Finalmente, la pandemia nos ha tratado como pelota en la pared nos ha tirado de muchas formas y en diferentes materiales esta nos ha dado distintos colores, pero gracias a ese “nuevo concepto” de resiliencias nos ha motivado a resistir, restaurarnos y reinventarnos como persona lo que repercute en toda la comunidad y al mundo.

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