jueves, 30 de enero de 2020

EL DUELO EN LOS NIÑOS


Por Yamela Jiménez Peña

La vivencia de una pérdida en la familia involucra dolor, tristeza, sentimientos de soledad y, en algunos casos, sentimientos de abandono. Durante los días posteriores al fallecimiento de un familiar, los dolientes experimentan la calidez del acompañamiento de personas cercanas que los dotan de apoyo y fortaleza. Todo esto es vivido de la misma manera por los niños.
Los niños no siempre comprenden el evento de la muerte con el significado real; para muchos, la muerte es sinónimo de alejamiento. Según su etapa de desarrollo, vivirá el evento, sea comprendido por el niño o no.
Los familiares del niño se preocupan por el mundo emocional de éste y, en la mayoría de las ocasiones, deciden ocultar el evento doloroso al niño hasta que finalice el ritual de despedida del difunto. Con esto la familia le prohíbe al niño realizar su propio duelo y despedir como es debido a su ser querido.
Los niños también sufren. Los niños también lloran de dolor. Los niños perciben nuestro dolor. Los niños también necesitan despedirse y sentir la calidez de las personas que acompañan a la familia. Todo esto para soltar a ese ser querido y sanar. De ahí la importancia de dejar que nuestros niños hagan su duelo.
Debemos aprender a confiar en la entereza de nuestros niños, aprender a comunicarnos de manera afectiva y efectiva con ellos. La manera en la que les comunicamos a nuestros pequeños el fallecimiento de un familiar y la forma en la que le contestemos sus preguntas acerca de la muerte les facilitará o no el momento difícil que se atraviesa.
En lugar de aislar a los niños, veamos este momento doloroso como una oportunidad para acercarnos más a ellos y unirnos más como familia. Seamos capaces de dejar salir nuestra vulnerabilidad y permitir a los niños ser libres de mostrar su propio dolor para que, de esta manera, se sientan comprendidos, acompañados y amados.
Recordemos que el tener niños sanos, depende en gran medida del manejo que le demos a las situaciones que se nos presenten como familia. Dejar que los niños se expresen, cuenten lo que sienten y viven en su día a día, les ayuda a superar la pérdida más rápido y de forma más sana. Además, mantenernos cerca de los niños emocional y físicamente, abrazarlos, escucharlos de manera activa, llorar con ellos… Son gestos de apoyo muy significativos y valorados por los niños.
Si usted se encuentra pasando por una situación parecida y desea ayudar a su hijo a vivir su duelo de la mejor forma posible pero no sabe cómo hacerlo, no tenga miedo en buscar ayuda profesional. Le aseguro que no se arrepentirá.



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