Por:
María Francisca Batista Jerez.
La
familia constituye el primer grupo al cual pertenece el ser humano, ya que es
la base de la sociedad. Minuchin (1977), principal exponente del modelo
estructural, define la estructura familiar como “el conjunto invisible de
demandas funcionales que organizan los modos en que interactúan los miembros de
una familia”. Estas pautas o reglas establecen como, cuando y con quien, cada
miembro de la familia se relaciona, regulando la conducta de los miembros de
ella.
Para Alberto Espinosa (1995)
familia es un grupo que tiene una estructura básica (padre, madre, hijo)
habitando en un espacio durante diversos
ciclos vitales que tiene como fin cumplir con funciones y sexuales, reproductivas,
económicos, socioeducativas y efectivas y que funcionan como un sistema con su
propias reglas.
Sin
embargo en la actualidad vemos como las familias se han desnuclearizado,
dejando la responsabilidad de los hijos a la madre, la cual tienen que buscar
el sustento día tras día, dejando sus hijo/as al cuidado de vecinos, abuelos,
madrastras o conocidos, trayendo como
consecuencias que las niñas se casen a muy temprana edad.
El embarazo en la adolescencia
ha sido descrito como un problema de salud pública en Latinoamérica dada su
magnitud y las repercusiones biológicas, psicológicas y sociales que conlleva.
Las
adolescentes que salen embarazada tienden a ocultar su situación por miedo a
los familiares y muchas madres se enteran cuando el médico le da la sorpresa o
una tercera persona le habla de la situación de su hija. La sorpresa para la
familia es tan fuerte que le causa vergüenza, frustración y rechazo hacia la adolescente,
por lo que la vida le cambia rotundamente, dejando los estudios y viviendo en
casa de un particular aunque la adolescente no esté de acuerdo y en ocasiones deben salir a trabajar para el
sustento de su hijo y dejar de vivir su etapa normal de adolescencia.
Las
adolescentes embarazadas se acrecienta cada vez más, sin recibir ninguna
preparación para la concepción de un bebe, las situaciones que se presentan a nivel emocional, económico,
social y la complicaciones durante el parto,
ponen en riesgo la salud de la madre y la criatura, esta situación ponen de
manifiesto la urgente búsqueda de nuevos programas orientado hacia una
educación sexual más eficaz, para que las adolescentes tomen conciencia sobre la problemática de un
embarazo inoportuno, por lo que en la
familia deben tener una comunicación más
abierta, salud pública, centros educativos y demás instituciones puedan realizar una orientación educativa oportuna,
para ayudar a bajar las estadísticas
sobre embarazo en adolescentes.
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