Por: Carmen L. Frías
Basilia E. García Liria
En la actualidad es mucho lo
que se ha hablado de familia, de la escuela; así como, la falta de colaboración
de la familia hacia la escuela y de cómo esto afecta a los alumnos. Pero
estamos claros de ¿cuál es el vínculo real? y ¿si realmente hay un vínculo?
Cuando hablamos de vínculo
nos referimos a la unión o relación que hay entre personas o cosas. Tomando en
cuenta este criterio, hay una relación muy pobre entre la familia y la escuela,
justamente por los nuevos comportamientos que desempeñan las familias de hoy,
mucho trabajo de ambos padres, poco tiempo en casa, el gran crecimiento y el
fácil acceso a las tecnologías por todos los miembros de la familia, el pobre
involucramiento de los padres en los procesos de enseñanza de los hijos. La
delegación de las funciones de los padres a particulares y familiares, entre otras.
Todo esto está logrando que ese vínculo cada año escolar este más débil. Porque
las funciones de la familia de proteger, educar, alimentar están siendo pagadas
por los padres a otros
.
Cuando hay un vínculo adecuado entre la
familia y la escuela, esta se traduce en acciones concretas como: visitas
ocasionales de los padres a la escuela, los padres conoce al menos el nombre y
el curso de sus hijos, están pendientes de por dónde van las lecciones de sus
hijos, la maestra tiene acceso a obtener algunas informaciones de la familia
sin tener que presionar para obtenerla, la escuela se siente en libertad de
solicitar apoyo a las familias, cada vez que se le hace posible las familias
participan en actividades programadas desde la escuela. Hay una armonía y unas
interacciones que se evidencian en un alumno que llega temprano, que es
responsable en sus asignaciones, que tiene valores, valora su escuela, el
aprendizaje fluye, los apoyos se reducen, alumnos educados, menos deserción y
por ende una comunidad que progresa.
El hecho de que exista un
vínculo adecuado hará que los padres elijan la mejor escuela para sus hijos,
que es la que está en su comunidad, esto causa un efecto de confianza en los
padres hacia la escuela y viceversa, además permea la gran confusión que tienen
muchos padres, que es, que la casa se educa y la escuela se enseña.
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