Por:
Martha Ironelly
Marmolejos Colón
La
familia es la responsable de enseñar buenos valores a cada miembro de esta, sin
embargo, hoy día la familia ha dejado esta función formadora de valores a la
escuela, por tanto, ya ninguna de estas dos instituciones están dando lo mejor
de sí, para educar en valores, lo que puede apalear la situación de crisis de
valores que está viviendo esta nación actualmente.
Hay
una descomposición familiar enorme en Republica Dominicana y una falta de valores o no
sé si llamarle practica de antivalores,
(me disculpo con las familias integras que aun tiene nuestro país, ya
que todavía hay algunas con valores muy arraigados). Ya no se están cultivando desde la familia
esos valores que mucho suman y aportan a una sociedad que está pidiendo a
gritos un nuevo giro en cuanto al tema de valores nos referimos.
Valores tan
importantes como el patriotismo, responsabilidad, respeto, honestidad, amor, paz, justicia, equidad, solidaridad, y otros, se han quedado en el
olvido; y este es el momento de que los rescatemos por el bien de la familia y
de todo el país.
La
Republica Dominicana es uno de los países que encabeza las listas de
corrupción, violencia, alcoholismo, drogadicción, feminicidios, embarazo en
adolescencia, abortos, asesinatos, asaltos y otros males, que han convertido
nuestra nación, que una vez fue el país de la maravilla, en una selva, donde
todos tememos por nuestras vidas, debido a la falta de valores en nuestro país
en estos momentos.
Necesitamos
que la familia dominicana despierte de ese sueño de impunidad e indolencia que
duerme, que se concientice, que se humanice y cambiemos esta realidad que
vivimos, y para esto debemos implementar valores (amor, respeto, honestidad etc.),
que los enseñemos con la práctica y la institución idónea para esto es la
familia.
Padres
ya es tiempo de tomar nuevamente las riendas del hogar, ese tiempo donde los
niños respetaban a todas las personas, donde los adultos eran honestos, ese
tiempo donde se respiraba un ambiente de paz y se salía por las calles
libremente sin temor alguno; suena difícil pero yo creo que aun lo podemos
lograr, y para ello es necesario tener una base de valores bien definidos,
metas claras, establecer límites y fronteras, decir No cuando es necesario.
Para lograr esto se necesitan muchas ganas y la familia es la actora principal
en este proceso de recuperación de valores.
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