POR.
SORIS DE
LOS SANTOS
A través de los
tiempos la familia en todo el mundo ha sufrido cambios muy bruscos, que han
afectado toda su estructura. Se entiende por familia a todo grupo de personas
que viven juntas y aparentadas, estas personas,
forman lo que es la sociedad.
Sociedad la cual está atravesando crisis
en diferentes áreas, producto de ese desajuste que existe en los hogares.
Es necesario
reconocer que para que nuestra sociedad reciba los cambios y avances que se
requiere es vital retomar las funciones de las familias y reenfocar los roles y
las reglas de los integrantes, elementos que favorecerán el buen
desenvolvimiento de sus integrantes. Es preciso vincular la presencia de Dios en
nuestras familias retomando sus enseñanzas expuestas en las santas escrituras,
ya que El amor a Dios y el respeto entre
sus integrantes es fundamental y beneficios para el desarrollo de los miembros
de dichas familias.
En Génesis 1:28 y los bendijo Dios, y les
dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, sojuzgadla señorea en los
peces del mar, en las aves de los cielos y en todas las bestias que se mueven sobre
la tierra. Dios Proveyó al ser humano un
escenario para que las familias tengan
las herramientas necesarias para combatir los desajustes que se
presentan en las mismas.
Las familias fueron diseñados para brindarle al individuo
una serie de elementos que son necesarios para su desarrollo tales como: amor alimentación, confianza,
respeto, cobertura, cuando uno estos no son provisto puede crear conductas
desajustadas en los integrantes.
Es preciso entender
que en las familias es el primer espacio donde el ser humano empieza a formarse
y crecer moralmente, espiritualmente y emocional; La usencia de estas
proporciones en los hogares, están dando
como producto hombres y mujeres sin
identidad.
Desde
niño es que se empieza construyendo el
concepto de nosotros mismos de acuerdo a la confianza y aceptación que
recibimos de nuestros familiares y
amigos. La acumulación o depósitos de afectos que recibimos en la infancia traen a nuestras vidas la
construcción de una autoestima equilibrada, carácter determinado, confianza en
los integrantes y una convicción de quienes somos.
Para finalizar es
imprescindible que las familias retomen la presencia de Dios, los principios y valores fundamentales, la
comunicación clara como herramienta
valiosa, para así poder tener familias
fuertes y saludables , trayendo esto como consecuencia una
sociedad más fuete y equilibrada.
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