Por:
Santa Aquino
Yildania
Altagracia Cordero de Díaz
La
educación es un derecho fundamental de todo ser humano. No existe excepción
para esta regla, cada persona debe sin importar sus condiciones aprender, lo
que nos sugiere que todas pueden hacerlo.
Los
gobiernos del mundo realizan esfuerzos para cumplir con estas políticas, que tiene
su base científica. Veamos a
continuación a que nos referimos.
La
educación implica que se desarrollen procesos de aprendizaje. El órgano que nos
permite el aprendizaje es el cerebro, este está conformado por millones de
neuronas, que están encargadas de realizar miles de conexiones. Estas conexiones permiten
percibir el mundo y dar respuesta a las
diversas situaciones. La comunicación entre neuronas se da en dos partes, una
parte eléctrica y otra química. Las neuronas se conectan entre sí mediante diversas sustancias denominadas
neurotransmisores. Tanto las neuronas como las conexiones que se realizan entre
ellas, viven en constante renovación. Este cambio es motivado por las
experiencias a la que individuo se ve expuesto. Existe una relación recíproca
entre cómo ocurren estas renovaciones.
Cada experiencia provoca un cambio en la estructuración bioquímica del
cerebro los que supone un cambio en los esquemas mentales y viceversa. Esta
característica especial del cerebro se
denomina Plasticidad.
La
especialidad que se encarga de estudiar estos eventos es la neurociencias. Muy
interesante lo que expresa Jessel sobre ella y además recoge todo lo antes
expuesto:
“La
tarea central de las llamadas neurociencias es de la intentar explicar cómo es
que actúan millones de células nerviosas individuales en el encéfalo para
producir la conducta y cómo, a su vez, estas células están influidas por el
medio ambiente, incluyendo la conducta de otros individuos” (Jessel, et al.,
1997).
Se
hace necesario, entonces, que exista una interrelación entre los especialistas
en neurociencias y los educadores, o más
bien entre sus teorías.
¿Por
qué justifica todo esto la inclusión educativa?
Por
lo que expresa Bransford:
“Precisamente,
las neurociencias están a una mayor comprensión, y en ocasiones a dar
respuestas a cuestiones de gran interés para los educadores; por ejemplo, hay evidencias según las investigaciones de
tanto un cerebro en desarrollo como ya maduro se alteran estructuralmente
cuando ocurren los aprendizajes (Bransford, et al., 2003).”
Todos
podemos aprender en cualquier etapa del ciclo vital, siempre y cuando generemos
las experiencias que le permitan al cerebro generar las conexiones necesarias. ¡Esta
es nuestra tarea!
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