jueves, 6 de julio de 2017

¿De qué hablamos cuando hablamos de aprender?

Por: Ángela Vizcaíno Doñé

El concepto aprendiz puede parecer plano y sin matices pero lo cierto es que ha evolucionado mucho a lo largo del tiempo. El ser humano, al nacer, es el ser más indefenso sobre la Tierra. Nacemos desprovistos de las conductas básicas necesarias para la adaptación. En contraste, la mayoría de animales poseen repertorios innatos de conducta que les permite una adaptación inmediata y, en todo caso, su proceso de aprendizaje es más corto. Comparativamente, la infancia de los seres humanos es más larga, debido a que la cantidad de aprendizaje que debemos incorporar es mucho mayor. Pero ¿qué es el aprendizaje?

Para poder adaptarnos a las condiciones cambiantes de la realidad, es necesario aprender a resolver dificultades. Desde el más insignificante acto de un infante, el de abrir una caja para comerse dulces, hasta el más complicado paso de ballet suponen el desempeño de muchas capacidades.

Por un lado se admite que cuando aprendemos estamos ligados a ciertos procesos de condicionamiento y refuerzo negativo y positivo. Del mismo modo se reconoce que no puede entenderse nuestro comportamiento sino no tomamos en cuenta nuestro entorno que nos está influyendo  a modo de presión social.

También los factores cognitivos en el aprendiz debe ser de mucha ayuda, ya que el aprendiz no es un sujeto pasivo que asiste a su ceremonia de aprendizaje, si no que es activo en su proceso  de formación y espera cambios y   resultado interpersonal.

Somos capaces de prever cosas a partir  de lo que les pasa a otros, del mismo modo en el que el hecho de vivir  en un medio social  nos hace plantearnos ciertos objetivos  de aprendizaje y no otros.

"Un niño, un profesor y una pluma pueden cambiar el mundo, La educación es la única solución”( Malala Yousafzai)







No hay comentarios:

La sabiduría es el eslabón perdido de los padres actuales

  Por. Danitza Rojas Genao Amores que matan, dice el refranero popular y si creo que hay amores que dañan tanto a un niño,   como la daga de...