Por:
Lisanias Cárdenas
Carmen Reynoso
Posiblemente
este tema se constituya en una buena dosis de reflexión para muchas mujeres que
dependen de la ayuda de las abuelas, abuelos para el cuidado y educación de los
hijos.
Es cierto que hoy en día, la inmensa mayoría
de las mujeres, son trabajadoras o estudiantes: Algunas son obreras, otras son
empleadas, otras con mejor suerte, son ejecutivas y hasta dueñas de negocios y
empresas, y otras tienen que salir de sus casas para continuar sus estudios,
teniendo de ésa manera, la vital necesidad de recurrir a la invaluable ayuda de
sus propias madres o suegras para que se hagan cargo del cuidado de los hijos,
en sus horarios laborales o escolares.
Dejar nuestros
hijos en manos de la mamá o suegra representa para cada mujer un verdadero
sacrificio, sin embargo decimos que “Vale
la pena, porque estamos preparando un futuro para ellos” obviando que los
chiquitos se acostumbran a pasar más tiempo con los abuelos que con los propios
padres, influyendo esto en muchos de los casos en la educación y formación de
nuestros menores.
Al pasar el
tiempo es muy notorio cuando los hijos se van saliendo de nuestra autoridad es
entonces cuando estos adoptan al abuelo o abuela, como si fuesen sus verdaderos
padres y responsables de sus vidas, obedeciendo más a ellos en muchas
ocasiones.
Es ahí cuando
empiezan en la familia los conflictos emocionales y las fricciones familiares,
cuando los abuelos no aceptan su
verdadero rol en la vida de sus nietos. Es por ello que los padres deben
hacerles entender que aunque ayuden a sus hijos existen algunos límites y
concientizarlos de que ellos son un pilar fundamental en la educación de sus
nietos porque ellos le transmiten sabiduría, experiencia, tranquilidad, cariño
y estabilidad.
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