Por:
Claudia Pena Metz
Melvin Cristina López
Este
tipo familia se caracteriza porque uno de los miembros muestra señales de que
quiere tener el control. Aquí no existe la
comunicación efectiva, las reglas están confusas y los limites también.
El
querer tener control en este hogar podría ser por varios factores como son: la
organización jerárquica de la familia, ya que no se sabe quién es el hombre o
la mujer, deficiencias en las funciones ejecutivas de los padres cuando ambos
padres no cumplen con rol de género o por la proximidad entre miembros de la
familia, en donde uno de los padres se alianza con uno de los hijos para atacar a otro miembro de la familia.
Esta
familia generalmente está compuesta por papa, mama y los hijos. En este sistema
sin deparo los cónyuges se descalifican uno al otro. La formación integral de los hijos es deficiente, debido al ambiente en que
se desarrollan.
El
tipo de dificultades de control varía según la etapa de desarrollo de los
miembros de la familia, por ejemplo, los niños pequeños no admiten que le pongan
límites, eso es algo extraño para ellos; para los adolescentes es mucho peor ya que por
naturalidad estos suelen tener una revolución en su cabeza ya que como sabemos
esta es la etapa donde estos están en busca de su identidad.
Los
niños son violentados, el sistema no puede controlar las respuestas
destructivas de los padres hacia los hijos. Los progenitores, en esta
situación, carecen de un contexto donde pudieran desenvolverse completamente.
La familia se convierte en el único campo en que el progenitor puede desplegar
poder y capacidad y esta regresión excesiva aflora como agresión. En el caso de
los hijos adolescentes a los padres les cuesta entender que deben hacer
arreglos para tratar un adolescente y ser un padre respetuoso y no un
controlador. Se da el caso también cuando
en esta familia tiene un miembro delincuente el control de los progenitores
depende de su presencia.
Según (Minuchin, 1987) cuando el tirano de veinticinco kilos
aterroriza a una familia entera, se debe suponer que tiene un cómplice. Es
preciso que esté subido sobre los hombros de uno de los adultos. Con certeza se
puede suponer que los cónyuges se descalifican uno al otro. Lo que confiere al
tirano triangulado una posición de poder aterrorizante para él y la familia.
Muchas de las familias dominicanas encajan en
este sistema de crianza y ver cómo nos afecta cada día es penoso sobre todo
para el desarrollo integral de ser humano.
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